En el año 1229,
pocos después de su fundación asisiense, las clarisas llegaron a Zamora
fundándose una comunidad que actualmente se vive en el monasterio de Santa
Clara. Todavía en vida de Santa Clara, en el año 1254, se fundó una segunda
comunidad de clarisas en nuestra diócesis que arraigó con fuerza en la ciudad
de Toro. En el año 1386 se instalaron en Villalobos, en 1400 en Benavente, en
1482 abrieron una nueva comunidad en Zamora (hoy convento de Santa Marina) y en
1597 otra más (convento del Corpus Christi-El Tránsito).
A Villalpando llegaron concretamente
en 1633, precisamente el 15 de septiembre de 1633, fecha en que fue fundado el
Monasterio de San Antonio de Padua por D. Antonio de Urueña, natural de
Villalpando y tesorero de la Cruzada en Perú. Sus primeras moradoras
fueron cuatro hermanas de la vecina comunidad de Villalobos. A lo largo de sus
casi cuatro siglos de historia han sido numerosas las hermanas que han pasado
por él para perpetuar la forma de vida iniciada por Santa Clara.
En la actualidad forman la comunidad 10 hermanas. Su vida
sencilla transcurre entre la oración, la eucaristía, el trabajo (elaboran
formas para la eucaristía, entre otras cosas, etc.), el
estudio, los momentos de encuentro fraterno… en un clima de silencio y
recogimiento que favorece la unión con Dios. La clausura que ellas abrazan es
signo de esa unión exclusiva con Cristo, de su vivir sólo para Él, mostrando a
los hombres que sólo Dios es la riqueza auténtica, capaz de colmar todo deseo
humano. Los muros del monasterio no las hacen indiferentes a las necesidades y
problemas de la Iglesia y del mundo entero sino que están continuamente
intercediendo por ellos, sintiéndose en comunión con las alegrías y las
tristezas de todos los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario